El gobernador bonaerense electo arma el gabinete y enfrenta algunas situaciones de resistencia con algunas designaciones. Se frustran algunos
anuncios respecto de fusiones de carteras provinciales. La prioridad sigue siendo la lucha contra la inseguridad.
Por Martín López Lastra, de la redacción de Agencia NOVA. Daniel Scioli despliega como un ajedrecista su táctica para el desarrollo de sus primeros pasos en la gestión, que, para él, ya comenzó. Su equipo ya está trabajando en la primera batería de leyes. El se reserva para sí toda la responsabilidad de negociar algún auxilio del gobierno nacional y el diseño del presupuesto 2008 para licuar el importante déficit fiscal que va a heredar de la actual administración.
El aún vicepresidente sigue formulando sus postulados y mantiene el compromiso de dar batalla sin cuartel a la inseguridad. Pero a diferencia de la campaña, se anima a mostrar más detalles acerca de cómo enfrentar a este flagelo.
En primer lugar, envió al exilio el concepto de "mano dura". Desde la oposición le endilgan cierto oportunismo, dado que viejos portavoces de ese estilo, como Juan Carlos Blumberg y Luis Patti, tuvieron una escasa recaudación electoral.
Sin embargo, en el entorno del jefe provincial electo, señalaron que nunca cambio de parecer al respecto. "De qué sirve endurecer penas y aceptar hechos consumados como los graves delitos que se cometen", graficaron. El propio Scioli, en recientes declaraciones, advirtió que la pena dejó de ser disuasiva: "Un delincuente no va a robar con el Código Penal bajo el brazo".
Por enésima vez comprometió ante el altar de la opinión pública que va a atacar el germen del delito. Para ello concurrirá a desarmaderos y laboratorios de cocina de droga, dos de las principales fuentes mayoristas de la actividad ilegal.
Para esto necesitará dos atributos fundamentales. Uno será el de la credibilidad en su decisión de avanzar a fondo y sin retorno. La otra, la construcción de un liderazgo que no transforme su acción en un efecto no deseado como puede ser la resistencia del mundo organizado de la ilegalidad.
Para este estilo, Scioli está convencido de la figura del fiscal Carlos Stornelli, alguien que no dudó en investigar denuncias contra el gobierno nacional cuando fue necesario y que es un especialista en investigar el delito desde su etapa de ingeniería como es el lavado, el narcotráfico y el contrabando. Vio e investigó variadas especies de esa familia delictiva y ahora -suponen-, podrá actuar más a fondo desde una función ejecutiva.
Difícil confrontación
Scioli cuenta con la especie de luna de miel en la cual su compromiso se torna creíble y cuenta no sólo con apoyo, sino también con crecientes expectativas.
Según un legislador opositor, Scioli fue, durante la campaña, alguien difícil para confrontar debido a su simpleza discursiva, con el sentido común muy compenetrado en su mensaje. "Quien se va a oponer a la necesidad de formar equipos de trabajo, de escuchar a la gente, de compartir los objetivos de luchar contra la inseguridad y la falta de educación, o, contra la pobreza".
Este mismo legislador opositor -que suele realizar sus menesteres en el Congreso desde hace varios años-, manifestó sus dudas en cuanto a la gestión. Los intendentes con mayor poder del conurbano volvieron a ser el sustento y la base logística para el arrollado triunfo del vicepresidente de la Nación.
No sólo este portavoz dejó trascender sus dudas, sino muchos otros dirigentes acerca de si este entramado sirvió para ganar elecciones o algo más. ¿Está en el terreno de las probabilidades un condicionamiento en la futura gestión?
El consejo informal de intendentes ya no es la configuración homogénea de hace algunos años, con el duhaldismo en su etapa de apogeo. Pero cierto es que volvieron a ser convocados para garantizar poder a sus nuevos referentes kirchneristas. Esa relación de mutua necesidad también vino de parte de los intendentes para, a su vez, concretar su permanencia en sitiales de administración tan preciados para todo dirigente político.
Concretado el objetivo de la permanencia para todos los oficialistas, en sus distintos cargos, vino entonces la etapa del "diálogo" con el gobernador electo.
Muchos hablan de alguna presión -ya anticipada en esta columna-, para colocar a un referente del sector de Ginés González García en Salud. Esta situación no le cae nada simpática a Claudio Zinn, cuya designación fue blanqueada por Scioli hace, al menos, un par de semanas.
No son pocos los que aseguran que Scioli es capaz de aguantar este y otros frentes de tormenta, pero que, en muchos casos, al menos debe escuchar con agudeza, dado que en muchos casos son intendentes o delegados de éstos últimos, los interlocutores de estas y otras cuestiones de espacios de poder.
Pero el mandatario elegido por amplio margen no tiene temor en replantear algunas decisiones. Después de todo, es peor arrepentirse de una mala resolución.
Está referido a la nueva ley de ministerios donde algunas fusiones que había planteado no serían volcadas a los papeles, esto es al proyecto para enviar a la Legislatura.
Finalmente, el ministerio de Desarrollo Humano no se fusionará con Trabajo. Esa fue al menos la noticia que el futuro jefe de Gabinete, Alberto Pérez, le manifestó al titular de UPCN y diputado provincial, Carlos Quintana, en una cumbre con sindicalistas.
En Desarrollo Humano asumirá Daniel Arroyo, un enviado desde el gobierno nacional, de donde es funcionario, para promover una importante transformación en la cartera que conduce Jorge Varela. La oposición siempre criticó a esta estructura como paquidérmica y sólo abocada a la función de dar altas y bajas a los planes sociales. Algo muy distinto de otras épocas donde los programas focalizados hacia distintos sectores eran figuras estelares en cada gestión.
En la cartera de Trabajo es muy probable que se determine el regreso de un ex senador provincial como Gastón Guarracino. Hombre de Necochea, es funcionario del ministerio del Interior y ex asesor general de Gobierno bonaerense hasta el inicio del cisma con el duhaldismo. Tiene un respaldo importante como es el de varios sindicatos de las 62 organizaciones, encabezadas por el secretario general de la Unión de Trabajadores Rurales, Gerónimo Venegas.
Guarracino por poco no recuperó el municipio de Necochea para el peronismo y el Frente para la Victoria. Pero quedó muy bien posicionado en la quinta sección electoral con un, nada despreciable, aporte para la formula presidencial y provincial, frente a otras desastrosas perfomances como la de Mar del Plata.
Esa lectura, la del escrutinio, sigue aún haciéndose entre los operadores del futuro gobernador. La fidelidad parece tener su reconocimiento. Y uno de los casos ocurre en la octava sección, donde Julio Alak, pese a perder la intendencia tras 16 años, fue quien más votos aportó al patrimonio político kirchnerista. No sólo eso, sino que salvó una de las dos bancas que tenía en juego frente a la sorpresiva victoria de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. En La Plata, Pablo Bruera ganó la intendencia, aunque con un aporte importante -estimado en un cuarenta por ciento-, de votantes de la oposición al kirchnerismo. Todo se pone en la balanza para medir y asignar título de interlocutor por cada una de las secciones electorales. Y esto puede significar algo a la hora de diseñar, en sus trazos finales, el equipo de colaboradores de Scioli.
Superproducción
En tanto, en Producción subió las acciones la actual ministro Débora Giorgi, quien va a sumar poder a su gestión incorporando al área de Asuntos Agrarios. En algunos sectores manifiestan que nada está definido. Mientras tanto, hay medidas gremiales que impulsan una resistencia a todo tipo de unificación de estas carteras.
Si de algo Scioli está seguro, es que hará un cambio importante en la cúpula directiva del Banco Provincia. Con cierto estilo diplomático habló de dotar de mayor eficiencia y dinamismo a esta institución financiera comandada por el licenciado Martín Lousteau. También dijo que hay que profundizar el apoyo a las pymes.
El futuro mandatario provincial también blanqueó que tiene todo un equipo trabajando en la reactivación del Banco. A la figura de Guillermo Francos se sumó también la del economista Rafael Magariños. Entre ellos dos estará el reemplazante del funcionario felipista.
Asuntos pendientes
Al futuro gobernador le preocupan otros temas pendientes además del déficit. Es el conflicto social. Sigue sin una solución el reclamo salarial docente que sólo mantiene inactiva a la conducción provincial del Suteba. Las demás organizaciones repudiaron la oferta salarial por considerarla insuficiente. También trabajadores de la salud están diciendo lo suyo también respecto de una actualización salarial.
Al respecto, Scioli promete diálogo y consenso. Una fórmula que nadie cuestiona cuyos ingredientes resultan necesarios pero no suficientes. Hay que agregar también los de habilidad en comprender y también inteligencia en generar los recursos financieros para lograr la conformidad del sector laboral.
Por último, también el mandatario designado por la ciudadanía debe despejar o desalentar todo tipo de rumores que se originan en el inmenso aparato burocrático estatal. Por caso, desde segundas líneas del Instituto de Previsión Social (IPS) trascienden virtuales reformas con ampliación de edad, en al menos 5 años más, para alcanzar el haber jubilatorio y también la quita de porcentaje móvil con respecto al salario del trabajador activo. Son rumores que, mientras no haya un desaliento oficial, pueden seguir creciendo.
Realmente no será fácil. Pero según Scioli, será una etapa más en una serie de episodios que lo pusieron a prueba, como fueron los accidentes de los que fue víctima o los exámenes que le toco dar como funcionario y mandatario. El tema es saber si la gestión a cargo de una de las provincias más importantes puede equipararse con las anteriores experiencias.